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La documentación gráfica del patrimonio cultural: de la brecha digital al alarde tecnológico

Sábado, 10 de Noviembre de 2012 15:31

documentacion grafica del patrimonioDesde hace algunos años los profesionales del sector de la conservación y divulgación del patrimonio van sintiendo una inquietud creciente por lo que se conoce como la documentación gráfica del patrimonio cultural, o lo que es lo mismo, una serie de estrategias para recabar el mayor número de información posible sobre un Bien Cultural a través de herramientas de captura y representación gráfica. Estamos hablando evidentemente de fotografía digital, fotogrametría, CAD, escáners 3D, capturas multiespectrales o hyperespectrales, etc.

Aunque ya a finales del siglo XVIII el arquitecto alemán Albrecht Meydenbauer, padre de la fotogrametría actual, convirtió su vida en la una cruzada personal para promover la fotografía como estrategia para para la preservación de inmuebles y monumentos, con el fin de que estos pudiesen ser reconstruidos en un tiempo futuro.

Quizás seria a partir del año 1972 cuando a través de la UNESCO se comienza a abordar los inventarios del patrimonio nacional de un país como estrategia fundamental para la protección del patrimonio histórico de un país, y por tanto la documentación del patrimonio como una herramienta fundamental para la preservación de este. Posiblemente esta sea la fecha a partir de la cual comienzan a surgir en el entorno profesional diferentes publicaciones con el fin de aportar cierta luz a los trabajos de documentación y documentación gráfica del patrimonio en particular tales como “Aims and Techniques of Recording Instead of Conservation” en 1978, “Guidelines for the Recording of Heritage Buildings” en 190, “Documentation as a Management Tool: Planning for Conservation” en 1996, “Documenting the Cultural Heritage” en 1998, “Guidance on Inventory and Documentation of the Cultural Heritage” en 2001 y un largo etc hasta llegar a nuestro días donde podemos encontrar documentos tales como “Recording, Documentation, and Information Management for the Conservation of Heritage Places” editado por la Getty en 2007 de acceso on-line, o en terreno nacional el conocido documento “Documentación gráfica del patrimonio” editado en 2010 por nuestro Ministerio de Cultura fruto de las jornadas realizadas en ese mismo año entorno a la documentación gráfica del patrimonio, o las propuestas del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico “Documentación gráfica del patrimonio cultural” accesible también vía web.

digital-heritage-applying-digital-imaging-to_1Si continuamos brevemente el recorrido por las publicaciones entorno a la documentación gráfica, nos vamos a encontrar con auténticos referentes actuales como “Technical Guidelines for Digitizing Archival Materials for Electronic Access:   Creation of Production Master Files - Raster Images” cuya última revisión pertenece al 2004, y que nos adentra en un tipo de publicación muy característica encargada de recopilar pautas o directrices de trabajo. Desafortunadamente de toda esta maraña de documentación técnica y no tan técnica, propuestas extraordinarias como la de Lindsay MacDonald del 2006 “Digital Heritage: Applying Digital Imaging to Cultural Heritage”, es la gran ausente en la bibliografía de mayoría de tratados o discusiones actuales, algo muy sintomático del modelo de publicaciones y discusiones que se establecen en este momento.

Evidentemente queda patente un cierto interés por este campo de la conservación del patrimonio, y lo potencialmente obsoleto de ciertas publicaciones, sin embargo cada vez que me acerco a muchos de estos trabajos entorno a las pautas o recomendaciones técnicas de la documentación gráfica en patrimonio, tengo una inevitable sensación de tropezarme con la famosa “brecha digital” de la comisión Mailand. Ya que con frecuencia sus contenidos se acercan de forma escasamente sensata a la demanda de conocimiento entorno a las tecnologías digitales de la actualidad.  Al tropiezo una u otra vez con artículos que evidentemente han sido redactados en lo más profundo de dicha brecha, me encuentro con una importante cantidad de artículos pseudo-científicos destinados a promocionar o justificar costosos equipos o inversiones en tecnología por parte de ciertas empresas, fabricantes e instituciones, de forma que muchos proyectos de documentación del patrimonio acaban por convertirse en alardes tecnológicos o promociones de dispositivos.

Sin embargo entre los profesionales que no pueden acceder a un escáner 3D, a un dispositivo de tomografía axial computerizada, o a la licencia de un software de fotogrametría, pero que ya han superado el nivel básico de Photoshop pirata, se encuentra asentado la mayoría del sector profesional.

Hay que ser realistas, en cuanto a que la mayor parte del patrimonio no se documenta con modelos 3D ni TAC, sino con simples cámaras fotográficas digitales, como meras herramientas para llevar a cabo la fase de documentación de un proyecto de salvaguarda del patrimonio cultural. Y son precisamente estos cientos de miles de imágenes digitales que se disparan cada día en nuestros entornos profesionales, las que realmente documentan y describen nuestro patrimonio cultural. Siendo precisamente esta la estrategia o tecnología que más atención se le debe prestar pues es donde los errores cometidos en las directrices o procesamiento de estas capturas se incorporan a un ritmo trepidante a nuestros archivos.

Sin embargo parece no ser así, a pesar de que la fotografía digital es el medio más accesible y recurrido para la documentación, divulgación y en cierta manera preservación del patrimonio cultural, parece que profundizar sobre ciertos aspectos de esta tecnología tan trivial en nuestros días parece carecer de cierto interés, entiendo que dándose por hecho que el profesional del patrimonio se encuentra sobradamente familiarizado y formado en la captura y tratamiento de imágenes digitales como herramienta para la digitalización, documentación y en definitiva preservación del patrimonio.

Siento intuir que esto no es así a la vista de recomendaciones como las del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, por citar algún documento cercano a nuestra realidad, donde el escaso nivel de profundidad o pertinencia que se alcanza en algunos puntos de dichas normas queda perfectamente patente a través de algunas de las fuentes bibliográficas consultadas para la redacción de dicho documento y el nivel de profundidad en la brecha digital que se encuentra sumergido alguno de sus autores.

Viendo los trabajos y proyectos que están saliendo a la luz en los últimos años en materia de documentación de patrimonio histórico, percibo un cierto afán por el alarde tecnológico o innovación técnica, frente a un sistemático descuido de los principios más fundamentales de la documentación gráfica como son las técnicas asociadas a la fidelidad y representatividad de una simple imagen fotográfica. Situación llevada al extremo por la enorme competitividad del sector de la salvaguardia del patrimonio donde cada vez más se busca sobretodo la excelencia o diferenciación entre profesionales e instituciones a través del ostentismo tecnológico.

Evidentemente es necesario una constante investigación e innovación en las directrices y tecnologías para la documentación del patrimonio así como la divulgación de nuevas propuestas. Sin embargo no se pueden obviar las necesidades y rutinas del día a día de la mayoría de los profesionales del patrimonio que son los que constituyen el grueso del patrimonio documental de nuestro país. El éxito de las recomendaciones sobre la digitalizaición o documentación del patrimonio sucede por la accesibilidad a estas de la mayoría de profesionales.

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