Uso de cartas de color "in situ"

Uno de los pocos motivos, aunque pienso de sobrado interés, para perfilar muestras imágenes 'in situ' es la preocupación por registrar el color de nuestras tomas de forma lo más fiel posible a la realidad.

Una carta de color no sólo es una herramienta para el perfilado, sino que también nos puede ayudar para el balance de blancos, la exposición y, en definitiva, como herramienta de referencia con la realidad.

Cabe recordar al menos en la teoría, que si realizamos un buen perfilado bajo una determinada fuente de luz con un CRI determinado y constante, por ejemplo el sol, ese perfil sería universal para todo tipo de escenas con esa misma fuente de luz.

Sin embargo, según nos adentramos en todo tipo de escenarios podemos encontrarnos con situaciones lumínicas diversas. Tener la posibilidad de extraer un perfil para esas situaciones nos puede ayudar a economizar bastante tiempo de edición, imaginando como podría ser originalmente nuestra escena.

Por tanto, el uso de perfiles de entrada no sólo está íntimamente ligado a la obsesión por registrar la realidad, sino que también nos ofrece un buen punto de partida para ediciones más expresivas o intensas, pero sin descuidar las relaciones de contraste, texturas y paletas de colores de la escena original.

Cuando trabajamos in situ con una carta de color debemos asegurarnos que nuestra carta está bañada por la misma luz y posee la misma exposición que nuestra escena. De hecho deberíamos fijar la exposición para evitar que al interponer la carta en nuestro plano ésta altere la exposición.

En cuanto a las dominantes, si lo que pretendemos es extraer un perfil para una escena o escenas similares no tiene mucha relevancia ya que no podremos usar nuestra carta para un balance de blancos posterior o simplemente crear un perfil que neutralice esa dominante.